martes, 26 de abril de 2016

Hoy leemos: La memoria del elefante. Un viaje por la memoria de Marcel.









Hace varias semanas recibimos un precioso libro,  gracias a Boolino, con quienes colaboramos desde hace casi, casi un año. La verdad es que por diversas razones, esta reseña se ha demorado demasiados días. Tengo que agradecer públicamente a Boolino la paciencia que han tenido con nosotros.

Bueno, vayamos ahora a lo importante, a la reseña del libro. La memoria del elefante. Un viaje por la memoria de Marcel ha sido publicado por la editorial Barbara Florencia y  escrito por Sophie Strait e ilustrado por Jean François Martin Os diré que es un álbum ilustrado de gran tamaño, unos  38 centímetros,  lo que ya de por sí le convierte en un libro especial.

La historia trata de Marcel, un elefante muy longevo y con una vida muy intensa a sus espaldas, que quiere reflejar en una enciclopedia para dejarla como legado a las generaciones venideras. Sin embargo, cuando va al salón  de su vivienda dispuesto a escribir, se encuentra con muchísimos  paquetitos de regalo, con muchos y brillantes colores  que han sido colocados allí por sus amigos quienes habían acudido a darle un sorpresa por su cumpleaños.

En   casa nos ha gustado sobre todo, cómo en las páginas del libro se van mezclando la historia  de Marcel (desde la inauguración de la Torre Eiffel hasta el primer Mac) con muchos datos -al estilo de una enciclopedia- acerca de la vida de los elefantes con preguntas muy profundas que, en función de la edad de los jóvenes lectores, les llevarán a hacerse preguntas acerca de la identidad de cada uno.

Ya os digo que es altamente recomendable no sólo por las preciosas imágenes que acompañan los textos sino por como se hilvana la historia  con toda esa cantidad de datos.  Creo que no me equivoco si os digo que se va a convertir en uno de los libros de cabecera de mis hijos ¡Tiempo al tiempo!

jueves, 21 de abril de 2016

(Re)Descubrimos Bilbao con niños: Qué hacer y qué ver.



Quienes nos seguís por Instragram, sabréis que nuestras últimas vacaciones de Semana Santa las hemos pasado en Bilbao y que nos lo hemos pasado genial. El último año ha sido bastante intenso y nos apetecía una exclusivamente escapada familiar y lo cierto es que ha sido fantástico.
Si os estáis planteando visitar la ciudad y tenéis dudas porque vais con niños, os diré que es una ciudad donde los niños son muy bien recibidos en todas partes (nosotros hemos ido con ellos a sitios, locales y eventos de todas clases y nunca hemos visto una mala cara...cosa que no nos ha pasado en otros lugares); además, es fácil de recorrer caminando o con su fantástica red de transporte público (metro, tranvía, autobús...), tiene muchísimas actividades que realizar con los niños y además la comida es deliciosa (sólo os puedo decir que mis hijos alucinaron con los pintxos y estaban deseando probar el siguiente jejejeje).


Si ya os habéis decidido visitar la ciudad, os cuento las visitas y actividades que más nos han gustado a nosotros aunque lo mejor de todo, es dejarse llevar y disfrutar Bilbao según vaya surgiendo.


1.- Museo Guggenheim.

A muchos os sorprenderá que coloquemos el Guggeheim como primera visita a realizar pero os digo que mis hijos estaban emocionados con ver a Puppy, a la araña Mamá y los tulipanes; de hecho, según deshicimos las maletas, cogimos el metro y nos plantamos en el Guggenheim para dar una vuelta por el exterior porque, por hora, no nos daba tiempo esa misma tarde.

Es una visita imprescindible vayas o no con niños. Siempre he pensado que, por regla general, los niños están más predispuestos que los adultos a disfrutar del arte contemporáneo porque tienen menos prejuicios a la hora de disfrutar del arte.

La visita al Museo es fácil de realizar puesto que cuentas con una audio-guía; a mis hijos les encantan las audio-guías y que les vayan explicando qué ven en cada momento; pero es que, además, la obra de Richar Serra, La materia del tiempo, permiten introducirte dentro de ellas y para los niños es un alucine estar dentro de la propia obra.

También les encantó poder salir al exterior del Guggenheim y tener cerquita los tulipanes de Jeff Koons, ver la escultura de niebla de Fujito Nakaya y la escultura de El gran árbol y el ojo de Anish Kapoor.

Tuvimos la suerte de que hubiera una exposición temporal "Sombras" de Andy Warhol y otra de Louis Bourgeois -la autora de la araña Mamá- que se llama "Estructuras de la existencia: las celdas".
El caso es que, aunque ellos están acostumbrados a visitar museos, lo cierto es que la visita se les hizo muy corta sobre todo a Carlos que, a pesar de haber estado allí toda la mañana, quería regresar por la tarde a seguir viendo más cosas...

Si queréis más información para planificar vuestra visita, aquí tenéis el enlace a su web.



2.- Subida en funicular al Monte Artxanda.
Las vistas de Bilbao desde el monte Artxandas son muy, muy bonitas y además hay una zona de esparcimiento y de juego para niños muy apañada. Lo mejor, sin duda, es la experiencia de subir en funicular, un tren de cremallera, que escala por la ladera de la montaña y que conecta el centro de Bilbao con el monte en unos pocos minutos.




3.- Casco Viejo.
El Casco Viejo o Las Siete Calles es la zona más antigua de Bilbao y el núcleo primitivo de la ciudad; es una zona perfecta para perderse y callejear sin rumbo fijo entre las numerosas y muchas e ellas pintorescas tiendas. Si estás en esta zona debes acercarte a la Plaza Nueva y a la Catedral de Santiago.

4.- Centro Azkuna.
El Azkuna Zentroa (antes, Alhóndiga Bilbao) inicialmente fue un almacén de vino que después fue reconvertido en centro de ocio y cultura. A los niños les encantaron las columnas del edificio, cada una diferente, y el gran espacio que hay para poder moverse a sus anchas.

Además, tuvimos la suerte de poder disfrutar de un concierto, dentro de los ofrecidos por el Basque Fest de música tradicional y nos encantó. Os recomiendo que, si es posible, hagáis coincidir vuestra visita con alguna de las muchas actividades culturales que se programan.

Os dejo aquí el enlace a su web.


5.- Paseo por la ría en un barco.
Es una opción perfecta para conocer la ciudad desde otro punto de vista, mucho más tranquila y
descansada. Nosotros optamos por hacer el paseo a una "hora tonta", a las 16'00 horas, justo después de comer y así aprovechamos para descansar de la caminata de por la mañana.

No sé si habrá otras empresas en Bilbao que gestionen estos paseos por la ría pero nosotros lo hicimos con la empresa Bilboboats; la duración del paseo fue de una hora aproximadamente. El recorrido comienza en el puente del Ayuntamiento y llega hasta  la ribera de Zorrozaurre (y vuelta hasta el puente del Ayuntamiento de nuevo).

6.- El parque de Doña Casilla.
En esta ocasión no visitamos el parque de Doña Casilda porque no nos dio tiempo a más pero ya habíamos estado cuando fuimos con Carlos. Es un verdadero pulmón verde en el centro de Bilbao y, en su interior cuenta con un estanque en el que conviven distintas especies de patos y cisnes; también podéis encontrar con pavos reales.

7.- Disfrutar de los parques infantiles.
A diferencia de lo que sucede en otras ciudades, en Bilbao no tienes que andar buscando parques infantiles para que los niños puedan jugar y descargar tooooda su energía; al contrario, en Bilbao hay muchas zonas de juego para niños y además muchas están cerca de las zonas turísticas y otras se encuentra cubiertas para que los peques puedan disfrutar de ellas aunque llueva. ¡todo un acierto!

A nosotros nos gustaron especialmente la zona de la Campa de los ingleses, que está justo al lado del Museo Guggenheim, y la zona que está en el Arenal.

Nos quedamos con ganas de ver muchas más cosas pero tendremos que dejarlo para nuestro próximo viaje. ¿Nos recomendáis más sitios?



lunes, 4 de abril de 2016

Bilbao con niños en Semana Santa. Buscamos un hotel para niños en Bilbao: Novotel Bilbao Exhibition Center



Imagen obtenida de la web de Novotel Bilbao Exhicion Center

Para mi pareja y para mi, Bilbao es una ciudad mágica y muy especial porque allí fue donde nos fuimos de viaje para celebrar que habíamos acabado la Universidad...hace la friolera de 16 años (glup!) Desde entonces, hemos vuelto cada vez que hemos podido; antes de que nacieran los peques nos marchamos unas vacaciones conociendo la costa de Vizcaya altamente recomendable...La anterior vez que estuvimos allí yo aún estaba embarazada de Laura...¡una eternidad!

El caso es que este año ya iba tocando; estábamos deseando ir a Bilbao a pasar allí la Semana Santa y nos pusimos a preparar el viaje. Lo primero que buscamos fue el alojamiento y, después de mucho, buscar y rebuscar, dimos con el Novotel Bilbao Exhibition Center que está situado en Barakaldo, a sólo 10 minutos en coche del Museo Guggenheim y con una estación de metro a un paseo de unos 10 minutos.

Ya el año pasado, cuando viajamos a Valladolid en Semana Santa, nos alojamos en un Novotel, por lo que sabíamos que era una apuesta segura ya que, además los hoeles Novotel están especialmente pensados para familias y eso se nota en detalles como tener preparado un detallito para los niños a la llegada o que haya una sala de juegos para niños justo enfrente de la cafetería y de la zona de desayuno.

La habitación no está mal de tamaño; no era especialmente grande pero hay que tener en cuenta que en la habituación además de la cama de matrimonio había un sofá cama permanente abierta y, claro, resta mucho especio. En cualquier caso, cuando salimos de turismo, prácticamente no pisamos los hoteles y, de hecho, salvo el primer día que estábamos cansados del viaje, llegamos todos los días a las 11 de la noche; lo que se dice, para dormir. Así que, como os podéis imaginar, a esas horas lo que más nos importaba era la calidad de los colchones y eran estupendos ;D

Otro punto a valorar positivamente era el desayuno tipo buffet que entraba en la oferta que contratamos nosotros. A mis hijos les encantan los buffets para desayunar...se ponen morados de comer cuanto más chocolate, mejor-imagino que como cualquier hijo de vecino-. Los productos de desayuno eran muy variados y de muy buena calidad; entre mis vástagos, triunfaron los brownies de chocolate y los mini-donuts pero no sólo los productos de bollería, la fruta y pan estaban riquísimos. Al principio, cuando Carlos era más pequeño, veíamos como un punto negativo pararnos a hacer un desayuno fuerte pero, con el paso del tiempo, hemos comprobado que es más cómodo para todos porque, aunque tardes un poco más en salir del Hotel, lo cierto es que no tienes que parar a media mañana a tomar un tentempié y cunde más cuando se trata de ver cositas.


Laura fue quien más disfrutó de la sala de juego ya que tenían más juegos para su edad; aunque todo hay que decirlo y también tenían una Xbox 360, a la que Carlos estuvo jugando un poquito; de todos modos, habíamos ido a Bilbao a disfrutar de la ciudad, más que a estar jugando a una consola ;D

Por cierto, para quienes os fijéis en esos detalles (nosotros sí lo hacemos), el Hotel cuenta con una certificación medioambiental mundialmente reconocida: la ISO 14001 y ha emprendido una serie de acciones muy interesantes como por ejemplo que las habitaciones se limpian con productos ecológicos o que las amenities que ofrece el hotel -jabón de manos, gel y champú- provienen del comercio justo.

En fin, es un Hotel altamente recomendable con una excelente relación calidad-precio y está a un tiro de piedra del centro de Bilbao así que, tanto si vais con vuestro coche como si os movéis en el metro es una opción a valorar.