domingo, 22 de septiembre de 2013

Ya no grito más...Mi propio desafío del rinoceronte naranja

Hacía algunos meses que me encontraba totalmente sobrepasada, estresada y de mal humor y, finalmente, acababa pagando mi enfado con las personas que más quiero: mis pequeñajos. Es verdad que durante el mes de agosto todo fue mucho más sencillo porque mi pareja pasó prácticamente todo el tiempo con ellos y, claro, yo estaba mucho más descansada y de mejor humor. Pero claro, a la vuelta de septiembre, todo volvió a la normalidad de carreras por las mañanas, el trabajo, miles de tareas que hacer por las tardes y a eso se le suma que, evidentemente, quieres pasar tiempo con los chiquillos....El resultado: GRITOS, GRITOS Y MÁS GRITOS.

Cada vez que les gritaba, me visualizaba desde fuera como una loca que hubiera perdido los papeles o peor aún como Úrsula, la bruja de la Sirenita y la verdad es que me horrorizaba que mis hijos pudieran verme así o peor aún, que esa fuera la imagen que se llevaran antes de irse a la cama...

Providencialmente, me encontré con una entrada que me llamó mucho la atención en el blog de mamas & de papas, ¿Quieres dejar de gritar a tus hijos? Buenos, pues seguí leyendo e informándome de todo lo que supone el desafío del rinoceronte naranja y la verdad es que me planté y me decidí a dejar de gritar a mis hijos.




El caso es que, aunque he tenido que poner varias veces el contador a 0 (para mi frustración), llevo una semana completa sin pegar ni un solo grito y sin hablar de malas maneras...Eso no quiere decir que mis locuelos estén más tranquilos ni que me hagan caso a la primera -tampoco lo pretendo, que quede claro- pero al menos yo estoy más relajada y no hay tensión en el ambiente.

A mis pequeñajos también les he hecho partícipes y vamos marcando en un calendario los días que van pasando sin que haya gritos en casa....bueno, gritos sí que hay pero no dejan de ser los típicos gritos de dos niños jugando.

La parte positiva es que estoy dejando de ser Úrsula, la bruja de La Sirenita, y estoy encontrando muchísimas vías alternativas para comunicarme con mi locuelos sin tener que levantar la voz y con cero enfados. Ya os iré contando mis aventuras y desventuras porque, ahora que he pasado la primera semana sin dar gritos, mi siguiente reto es llegar al mes.


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